jueves, 26 de marzo de 2009

Ya está

El blog me dice "Parada programada", como si fuera uno de esos buses turísticos que existen en las grandes ciudades. En esta también lo hay, aunque no lo crean. Tan bajo no llegamos. En algunas cosas nos asemejamos a los países del primer mundo. Acá también tenemos puertas, restaurantes, taxis, trenes, shoppings, tarjetas de crédito y débito, deudas, etc.
Ojala pudiéramos viajar a diario en colectivos de dos pisos, o que todos fuesen como el 132 que tiene el fuelle en el medio y se hace un chorizo duro de roer (el dicho es hueso, pero qué más da?). Realmente no tengo ganas de ahondar en el tema del transporte público porque es para largo, y hoy no estoy de humor.
Hay muchas cosas que me indignan, desde el basurero que grita guasadas, hasta el delivery que te entrega la comida fria y la gaseosa caliente, que nadie te quiera cambiar monedas y te tengas que prostituir por conseguir cambio aunque de hecho COMPRES algo y te estén dando el vuelto (dónde está el favor?) y la lista sigue interminablemente.
Pero creo que lo peor fue lo que vi ayer. Casi no lo podía creer, encima tuve que verlo en un medio de comunicación masiva, como si fuera un motivo de orgullo. Estoy tan indignada que no puedo decirlo, pero tengo que hacerlo, no lo puedo sostener más adentro mio, me carcome, me come viva, me eriza la piel, me desconcierta.
Pero por otro lado, no quiero que ustedes tengan que cargar con mi indignación, aunque entre ustedes y yo, me elijo a mí. Ya lo sabían, no se sorprendan. Ahí va. Ayer estaba mirando Telefé y en el corte publicitario de la tira que sigo, aparece mi peor pesadilla. Chayanne vampiro. Ya está, lo dije, ahora carguen ustedes con la indignación.

L.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Radiocabezada

Frases oídas al pasar esta noche en el Club Ciudad:

- "¡Uh, buenísimo, no me la rompen!" "sí, te la rompen más adelante" (sobre la entrada).
- "¡Hoy no fumo ni en pedo, quiero acordarme de que vi a Radiohead!"
- "¡¿La Portuaria?!" "seh, deberían haber puesto a (inserte nombre de banda)".
- "El de Catupecu es como el animador de la fiesta".
- "Kraftwerk suena como mi viejo Atari".
- "Estos tipos están con el msn o chequeando los mails".
- Nabo con micrófono desde el escenario: "chicos, a ver si pueden dar un paso hacia atrás que la banda no quiere que se lastime nadie".
- Voz del estadio: "el estadio cuenta con dos salidas de emergencia, dos autobombas y cinco médicos" (para 30000 personas).
- Señor de aspecto similar a Jesús: "permiso, déjenme pasar que soy el que sacó al chico que se desmayó y tengo que volver al lugar donde estaba".


Show sublime, alabado sea Radiohead.

D.

viernes, 20 de marzo de 2009

La dulce espera

Susana y Martina son amigas hace muchos años. Si bien sus personalidades son muy distintas, disfrutan pasar largos momentos juntas. Susana es mucho más conservadora, sueña con poder formar una familia propia, junto a su príncipe azul, tener varios hijos y educarlos y mimarlos en igual medida. Martina, en cambio, quiere proyectarse profesionalmente, vivir de su carrera, no depender económicamente de nadie, y quizá a raiz de esa independecia financiera busque no depender de nadie emocionalmente. Sale con chicos pero intenta no involucrar sus emociones, es moderna y liberal, no tiene miedo a expresar su cosmovisión y sus principios.
Susana y Martina tienen la misma edad, fueron criadas por distintos padres pero de mismas creencias, vivieron experiencias parecidas durante su más tierna infancia.
Hace poco también vivieron algo similar. Las dos tuvieron un atraso en su período. Mientras Martina se desesperaba y contaba y recontaba los días para ver dónde estuvo el error de cálculo, Susana si bien no se sentía preparada aún para ser madre, fantaseaba con la idea de la dulce espera.
Se sentaron a discutir el tema, y Martina enumeraba las razones por las cuales no podía bajo ningún punto de vista ser madre ahora: no se sentía preparada, no tenía una pareja del todo estable, apenas empezaba a ganarse su plata y no le alcanzaba aún para vivir, todavía tenía varios años de salidas nocturnas por delante, y un larguísimo etcétera. Susana entendía sus motivos, en cierta manera los compartía, pero ella veía las cosas distintas. Soñaba con recibir a su esposo con un largo beso después de un arduo día laboral, acariciarse el vientre con la esperanza de estar albergando al bebé más lindo del mundo, visualizaba el nacimiento como un momento glorioso y pacífico, sin dolor, cuyo momento cúlmine era una criatura cubierta de líquido celestial en sus brazos.
Una semana más tarde, Martina y Susana como si tuvieran una conexión especial, recibieron su período. Martina, aliviada, sonrió y continuó con su vida, tal como la estaba planeando hasta ahora. Susana tuvo que posponer todos sus sueños e ilusiones para otro momento más oportuno

L.

sábado, 14 de marzo de 2009

El desencanto

Me pregunto qué me lleva a perder la pasión. Porqué un día puedo concentrarme en algo de manera tal que la mínima interrupción me altera y después de un tiempo ya no puedo ni pensar en volver a enfocarme en eso. Porqué hay personas que por momentos me fascinan y después no puedo entender cómo me interesé en ellas. Casi como si me desenamorara completamente. De libros, lugares, actividades, gente, de todo. Necesito tomar distancia, extrañar y reencontrarme con todo eso de sorpresa para volver a encontrarle su encanto. Será por eso que soy tan perseverante. Me gustaría ser más estable, sin embargo.


The Dresden Dolls- "Missed Me"

D.

jueves, 12 de marzo de 2009

Dos versiones de mi

Se me ocurre que vengo desarrollando dos versiones algo macabras de mí misma: la quejosa y la avara. Ninguna se merece el Pulizer ni el Nobel. No dije eso. Pero hay que admitir que cualquiera de las dos tiene cierto encanto, hasta que las ves con frecuencia.
La quejosa odia viajar parada, observa que la cantidad de personas ancianas / embarazadas / discapacitadas que sube al colectivo es directamente proporcional al cansancio que tenés y las ganas que tenés de permanecer sentado en tu asiento. La cantidad de moneditas de 5 y 10 centavos que pone el pasajero delante tuyo es inversamente proporcional a tu umbral de paciencia ese día. La cantidad de días que faltan para el período menstrual influyen en tus ganas de matar al que escucha los mp3 del celular sin auriculares. Y así infinidad de correlaciones solamente en el medio de transporte público. La quejosa es muy observadora.
La avara, sin querer sentirse menos, observa que aunque hace 10 años las golosinas costaban mucho menos (chocolatines de Milka a 10 centavos, 2 caramelos masticables por 5 centavos, y un largo etc.), los adolescentes se mantenían más en forma que ahora, que las papas Lay´s grandes salen 9 mangos. A la avara le da bronca que la gente alimente la inflación, que compre los tomates a $18 el kilo, que pague lo que se le canta a los supermercados, chinos, tailandeses y japoneses. Todo esto sin inmutarse ante apodos que aluden a que pertenece a cierto grupo religioso, o que es tal animal del horóscopo chino, o que tiene cierta parte del cuerpo de oro.

L.

lunes, 2 de marzo de 2009

El amor...

Siempre quise saber, ¿qué es el amor? ¿por qué todos lo vivimos de manera distinta? Desde chiquita aprendí, por parte de mis padres, que amor es abrigarme cuando ellos tienen frío, alimentarme cuando ellos tienen hambre, limpiarme el culo cuando ellos cagaron. Es decir, amor para ellos era cuidarme, hacerse cargo de mí y cubrir mis necesidades básicas.
Pero por ejemplo, amor no era comprarme a Barbie en lugar de Clotilde, la versión argentina de la muñeca más deseada por niñas de todas las edades? Amor no era dejarme cagar a palos a mi hermano cuando ya me tenía las Clotildes por el piso, en lugar de retarme?
Por eso digo que todavía no aprendí la noción de amor, claro que lo sentí, pero no me satisfacen las definiciones de diccionario o de allegados. Siempre me quedan dudas.
Amar es aceptar al otro como es, dicen. Pero a ver, es aceptar TODO? Si decide hacerse transexual, lo tengo que aceptar en su nueva forma porque es como es? Si decide putearme cada vez que algo no sale como es previsto, tengo que aceptar que sea bocasucia y altanero? Si se tira pedos y eructos a modo de saludo, tengo que aceptar que quiera aprender nuevos idiomas? Si cuando vamos por la calle mira a cuanta mujer se le cruza, tengo que aceptar que sea curioso? Si quiere que yo me ocupe de todas las tareas de la casa, tengo que aceptar que sea chapado a la antigua? Si empieza a engordar mucho, tengo que aceptar agrandar los marcos de las puertas? Si se empieza a quedar calvo, tengo que aceptar que la luz se refleje en su cuero cabelludo y que en la mesa de pool lo confunda con la bola blanca? En fin, un sinnúmero de cuestiones surgen de la simple frase "amor es aceptar al otro como es". Lo que también me llama la atención es, si nuestros propios padres, si nosotros mismos no podemos aceptarnos como somos, ¿cómo vamos a pretender que otra persona nos acepte como somos y cómo vamos nosotros a aceptar a otro como es?

L.

PD: No aludí a nadie en especial, cualquier semejanza con la vida real es pura coincidencia