viernes, 20 de marzo de 2009

La dulce espera

Susana y Martina son amigas hace muchos años. Si bien sus personalidades son muy distintas, disfrutan pasar largos momentos juntas. Susana es mucho más conservadora, sueña con poder formar una familia propia, junto a su príncipe azul, tener varios hijos y educarlos y mimarlos en igual medida. Martina, en cambio, quiere proyectarse profesionalmente, vivir de su carrera, no depender económicamente de nadie, y quizá a raiz de esa independecia financiera busque no depender de nadie emocionalmente. Sale con chicos pero intenta no involucrar sus emociones, es moderna y liberal, no tiene miedo a expresar su cosmovisión y sus principios.
Susana y Martina tienen la misma edad, fueron criadas por distintos padres pero de mismas creencias, vivieron experiencias parecidas durante su más tierna infancia.
Hace poco también vivieron algo similar. Las dos tuvieron un atraso en su período. Mientras Martina se desesperaba y contaba y recontaba los días para ver dónde estuvo el error de cálculo, Susana si bien no se sentía preparada aún para ser madre, fantaseaba con la idea de la dulce espera.
Se sentaron a discutir el tema, y Martina enumeraba las razones por las cuales no podía bajo ningún punto de vista ser madre ahora: no se sentía preparada, no tenía una pareja del todo estable, apenas empezaba a ganarse su plata y no le alcanzaba aún para vivir, todavía tenía varios años de salidas nocturnas por delante, y un larguísimo etcétera. Susana entendía sus motivos, en cierta manera los compartía, pero ella veía las cosas distintas. Soñaba con recibir a su esposo con un largo beso después de un arduo día laboral, acariciarse el vientre con la esperanza de estar albergando al bebé más lindo del mundo, visualizaba el nacimiento como un momento glorioso y pacífico, sin dolor, cuyo momento cúlmine era una criatura cubierta de líquido celestial en sus brazos.
Una semana más tarde, Martina y Susana como si tuvieran una conexión especial, recibieron su período. Martina, aliviada, sonrió y continuó con su vida, tal como la estaba planeando hasta ahora. Susana tuvo que posponer todos sus sueños e ilusiones para otro momento más oportuno

L.

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