miércoles, 26 de mayo de 2010

A pedido de L.

Miércoles a la noche, nada como terminar el día con una reunión de consorcio. Bajé a la hora pactada. Estábamos: un señor de bigotes, la administradora y yo. Se me acerca la señora y me pregunta: “¿vos tenés algún problema, querida? ¿qué hacés acá?”. La miro con cara de meestásjodiendoviejademierda y le contesto lo más civilizadamente posible. “Eh... hay reunión de consorcio, entonces bajé”. ¡¿No se supone que la administradora debería procurar la mayor participación posible?! ¡¿Qué carajo me pregunta esta mina?! –pensaba yo inocentemente.

Bajan tres señoras más. Una psicóloga con cara de traste similar a la mía y dos peluqueras dueñas de caniches. Divina la fauna reunida.

El señor bigotudo me encara: “ ¿entonces vos vivís abajo del pibe éste? ¿Escuchaste mi grito el viernes pasado? Creo que me escucharon hasta en la Rosada... “. Señoras peluqueras asienten. “Se escucha hasta cuando chatea: tururun tururun”, dijo una de ellas. “Vos tenés que llamar al 911, nena. La metropolitana viene y le toca el timbre en seguida”, sentenció el bigotudo más que probablemente macrista.

El ‘pibe éste’ es un chico que tiene un privado/ bulo/ lugar estratégico para enfiestarse con amigos, clientes o vaya a saber una quién. Puedo asegurarles que, a juzgar por los gritos de sus amig@s/ clientes/ vaya a saber una quién, es muy saludable desde el punto de vista sexual.

Señora peluquera 1 al dope acota: “¿Sabés quién falta acá? ¡Marta!”. Señora administradora le rompe los huevos a la Marta en cuestión y le toca el timbre. Marta estaba mirando Friends o algo por el estilo y se inspiró para dar su excusa: “Me acabo de lavar el pelo y ya me vestí para irme a dormir”. Mequieromatarylareputamadrequelosparió, pensaba yo.

Señora administradora pasa a ponernos al tanto de la situación de la actriz del octavo, que tiene 91 años, pero que no los parece para nada según la peluquera 1 al dope. Peluquera 2 y bigotudo están de acuerdo. Señora administradora nos comenta que la actriz tiene una familia que ”mamma mia!” y el sobrino le cobró $1000 más de lo que le debería haber cobrado por pintarle el living. La Extraordinaria Asamblea decide pagarle sólo lo presupuestado por el pintor que habitualmente contrata el consorcio y que esta vez aparentemente no infló sus honorarios.

Estábamos terminando con la tortura cuando llegan los dos personajes sorpresa. “La tía va mejorando por suerte, va a ser lento pero va a pasar”. Psicóloga y yo con cara de quiéncarajosonestosdosyquiencarajoeslatia. La tía en cuestión, es una vecina del octavo que está en coma y gracias a las laboriosas gestiones de sus fieles sobrinos fue trasladada a Junín. Aparentemente en el octavo tenemos la historia viva -o casi- del bicentenario. La tía en coma no responde a la sobrina pero su sobrino alucina y dice que le responde cuando le habla. Yo lo miro con cara de ¿te das cuenta de que está en coma, gil?!. Peluquera 1 al dope pide: “decile que la extrañamos en las reuniones de consorcio”. Sobrino ciego responde que sí y cuenta que el portero ya la fue a visitar.

Aproveché la huída de la psicóloga para correr despavorida por la escalera.


D.

jueves, 13 de mayo de 2010

To fem or not to fem

No quiero ser feminista, ni mucho menos machista. Es jodido encontrar el término medio, sobre todo si el equilibrio se dificulta en varios aspectos de la vida. ¿El hombre debe pagar todo? ¿debemos pagar a medias? si pago a medias, ¿tengo derecho de depilarme menos seguido? ¿el bigotito se va poner alguna vez de moda?
Siguiendo el proverbio "El hombre propone, Dios dispone", ¿dónde carajo está la opinión de la mujer? O sea, si el hombre piensa algún plan y luego depende de Dios decidir si va a ser factible o no... ¿no nos convierte en una marioneta de los dos? Suponiendo que el hombre elige Iron Man II y Dios decide que es muy violenta, y que vayamos a ver Garfield 3D en su lugar... ¿yo no puedo tirar una tercera opción?
O si vamos a jugar al pool o bowling, ¿debo dejarle ganar como hacían nuestras madres y abuelas para no herir su narcisismo? o quizás tengo que usar una regla imaginaria para medir la fragilidad o fortaleza de su narcisismo, sacando de lado cualquier debilidad encubierta de fortaleza.

L.