jueves, 8 de abril de 2010

Mi nueva mascota

Un día volviendo del supermercado, mi novio y yo quedamos eclipsados por un cartel que decía "regalo gatitos". Creo que en lo personal me impactó más la palabra regalo que gatitos. Todo lo que sea gratis o rebajado tiene un significado asombrosamente especial. Siguiendo dicha indicación, encontramos una jaula con una gata-madre y cuatro de sus crías, todas hembras. A pesar de que nos gustaba un poco más, estéticamente, aquella toda blanca, decidimos dedicar cinco minutos a evaluar la conducta. La blanquita era una histérica no-freudiana, que había decidido que todo objeto ajeno a ella que se acercara (brazos, dedos, piernas, cara) no era humano sino una invasión decidida a conquistarla, con lo cual se defendía con uñas y dientes (literalmente).
A pesar de haber elegido a la gatita más tranquila, poco a poco empezó a mostrar la hilacha. No, no nos cagó con plata ni hablaba mal a nuestras espaldas, sino que empezó a comportarse más gatuna. Muchos no concuerdan en otorgarle características humanoides a sus mascotas, pero creo que ya fue adquiriendo algunos de nuestros rasgos. Ni bien tiene la posibilidad, se sube a la cama y se echa una siesta. Se cuelga mirando la tele, ya sea Pettinatto o Intrusos, todo le llama la atención. Es muy obsesiva en cuanto a sus olores, enseguida se apura en cubrir sus caquitas con piedras, y luego huele a ver si las piedritas funcionaron. Tiene un ratoncito que lo usa de víctima/punchinball/chivo expiatorio, si se quiere, al cual tiene a maltraer y pienso que secretamente lo amenaza con amputarle algún miembro... y me parece que el ratoncito se rebeló porque tiene la cola más corta.
Ya me preguntaron si es la nueva compañerita de mi perra, Lili, quien se fue un día caluroso de diciembre de vacaciones (o colonia, como me gusta decirle) a la casa de mi abuela y todavía no ha regresado. Yo creo que en algún punto, estamos alimentando la agresividad de Flopy (la gatita), para que en unos meses le pueda hacer frente a Lili. No entiendo mucho de boxeo, pero me parece injusto que a un peso pluma lo enfrenten con un peso minimosca.

L.

1 comentario:

The Tarambana dijo...

Nunca lleves a tu nueva mascota a la cancha, escuché por ahí que a los futbolistas les encantan los gatos!!!

Muy divertido el tessssto!!! sobre todo cuando describis las cosas que hace! jajajaja