Están en todo tipo de espacio y transporte público. Gente repudiable que se cree que tiene derecho a reservar un asiento a algún conocido poniendo un bolso, campera, diario -o lo que sea que tengan a mano- en asientos libres que tus nalgas ansían abrazar cansadas de tanto caminar, esperar que venga el tren, escuchar un parte médico o que habiliten la sala de cine. Los detesto.
D.
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