jueves, 13 de noviembre de 2008

Chupachups

Te diste cuenta que elegiste letras consecutivas a la tuya para los nombres ficticios de las pacientes sexagenarias? (D, E, F)... menos mal que terminaba ahi, no creo que todo el alfabeto de pacientes sea sano para nuestro blog. Aunque E podría llamarse R, y así dar origen a las mejores pastillas autóctonas (DRF). Ya sé que sobre gustos no hay nada escrito, decía una vieja que se comía los mocos... pero para mí las más ricas son las de anís, me gusta chuparlas hasta que se reduzcan a una delgada hojita circular blanca. Y así me hago la pastillera.

Hablando de chupar, ¿quién habrá sido el genio que inventó el sexo oral? Los animales lamen sus sexos con el objetivo de asearse o mimarse, supongo, pero no está la concepción de hacerlo por placer o por necesidad, o por culpa o por una maniobra manipuladora, o por altruismo o por satisfacer al otro. Claramente, tampoco tiene un fin reproductivo así que me atrevo a decir que la Iglesia no tuvo NADA QUE VER.

Seguro fueron los chanchitos de los romanos (alias chupapijas) que en su intento machista de hacernos callar la boca, se les ocurrió una manera muy fina de lograr nuestro silencio. De todas maneras, no importa demasiado quién lo inventó sino que sus seguidores estaremos eternamente agradecidos.

Claro que nosotros somos neochupachups, y creamos variantes y nombres para ese fenómeno: sobame la quena, chupame la pija, tirame la goma, hacete el payasito, andá a la zona sur (algún boludo dirá "¿Quilmes?", - no, imbecil, Stella!), tragatela toda, te invito unos mates pero yerba no hay, etc...
Eso sí, los verdaderos neochupachups lo hacemos sólo por placer propio y ajeno, no por obligación y mucho menos a cambio de unos tragos en un boliche X.


L.

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo tenía una cotorra que se re pajeaba.

No sé, me hizo acordar.