jueves, 13 de noviembre de 2008

Cuando se apaga la luz...

Con semejante título puede que nuestros 4 (?) lectores esperen encontrarse con una apología del uso de aquella crema que parece que hacía magia en la oscuridad y levantaba el ego masculino. Pero no amigos, nada más alejado del tema de este post...
Unos días atrás, el edificio donde atiende mi psiquiatra se quedó sin luz. Cuando llegué y quise anunciarme por el portero eléctrico, un señor me gritó desde adentro "señorita, pase que no hay luz". En el pasillo estaba el hombre en cuestión -que no era el portero pero parece que estaba aburrido y tenía ganas de sociabilizar con desconocidos- y dos señoras mayores, llamémoslas F y E. Resulta que F, E y yo, compartimos psiquiatra. E estaba bastante tranquila; un poco agobiada por el calor se había ido a tomar algo a un bar de por ahí y había vuelto alegre bajo el efecto de sus happy pills. Por el contrario F (háganse la imagen de una mujer de unos 60 años, flaquita, de aspecto frágil e inseguro) estaba indignada porque hacía una hora que estaba esperando al doctor y se negaba a sentarse a pesar del calor y las tres bolsas que cargaba.
Logré comunicarme con el doc mientras F repetía con cara de sufrimiento "pero a mí no me atiende, pasame, pasame". Intenté calmarla: "no se preocupe, en 15 minutos llega, estaba manejando" pero F estaba bastante ansiosa, así que le presté mi teléfono para que hable con el doc y le propuse cederle mi turno, a pesar de que sabía que la señora no iba a poder subir por la escalera sin luz de emergencia y con sus bolsas a cuestas.
Puede pasar que los médicos no respondan el teléfono porque están sobrecargados con alguna situación imprevista o simplemente porque conocen de memoria a algunos pacientes que son más insistentes que telemarketer.
Finalmente llegó el doc... F fue la primera en darse cuenta, porque obviamente sabe hasta el color del auto del pobre hombre y se calmó un poco. E se preguntaba si no podría atenderla en el ascensor, como para tener un poco de privacidad. Yo miraba entretenida la situación.
Todo concluyó con repartija de recetas y nuevos horarios bajo la luz de una linterna en la mesa del portero, disculpas por la espera a F y E y una probable imagen de mi futuro (?).

The Flaming Lips- "Be My Head"

D.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Nena, todavía no encuentro tu Rivotril! Pero cuando aspire el piso seguro aparece! Te lo guardo, eh!

Unknown dijo...

jojojoj... lo de ser atendida en el ascensor para privacidad es re bizarro...
No temas al futuro. Seguramente las señoras están locochonas por no haber sido medicadas desde jóvenes.